Saturday, November 17, 2007

William Hope Hodgson en los confines del horror

William Hope Hodgson nació en Inglaterra el 15 de noviembre de 1877, hijo de un clérigo del condado de Essex. Como Julio Verne, amante de la navegación, se embarcó muy joven en la marina mercante y durante ocho años de vida marinera, acumuló experiencias, narraciones y anécdotas de la vida en el mar que más tarde, transformadas por una fantasía desordenada, se reflejaron en sus obras, en particular en "The ghost pirates" (Los piratas fantasmas, 1909).
De vuelta a Inglaterra se ganó la vida como fotógrafo y como fisicoculturista. Paralelamente empezó su carrera como escritor con una increíble serie de fracasos: en una carta del 17 de noviembre de 1903, Hodgson le comenta a un amigo que hasta ese momento había recibido un total de 427 rechazos por parte de los editores. Por ejemplo, la obra que le valió la consagración "The house on the borderland" (La casa en el confín de la tierra, 1908) fue rechazada veintiún veces hacia 1905. Su primera obra como escritor profesional fue "The boats of the Glen Carrig" (Las canoas de Glen Carrig, 1907) y la más destacada por la crítica "The night land" (El país de la noche, 1912).
La carrera literaria de Hodgson fue breve; apenas si alcanzó los diez años, pero fue suficiente para publicar varias novelas y decenas de relatos en diferentes revistas de la época.
Su obra guarda el sabor de sus lecturas de H. G. Wells, en donde la descripción de los ambientes encandilan a los aficionados a lo sobrenatural y lo fantástico. Relatos vigorosos, noches lúgubres, mantienen el sus­penso hasta el final, creando una obra muy original, con una atmósfera de terror y de delirio. Las visiones, la creación de un clima aterrorizante siempre presente, la apertura a universos de espanto que se yuxtaponen a escala cósmica, que escapan a la percepción normal, pero que son tan reales como el limitado mundo senso­rial, marcan su obra.
En las obras de William Hope Hodgson hay temas que se repiten una y otra vez. Francisco Torres Oliver, uno de los más importantes traductores literarios españoles especializado en literatura fantástica anglosajona, señaló la existencia de tres vertientes del horror en sus obras: en primer lugar, se manifiesta a través de "formas pesadillescas, nauseabundas e impías que surgen de los abismos del mundo", en segundo lugar "el drama cósmico" del fin de los tiempos y finalmente "la mordedura de la carne".
La primera vertiente está presente en casi todas sus obras y ejercería una gran influencia para H.P. Lovecraft, quien admiraba a Hodgson. La segunda vertiente aparece en varias de sus otras obras, una visión futurista del fin de los días con un mundo totalmente sumido en las sombras. La tercera vertiente del horror hodgsoniano está en relación con la corrupción física presente en muchas de sus historias, especialmente en el breve y terrorífico relato "The voice in the night" (La voz en la noche, 1907), en donde los protagonistas son gradualmente invadidos por unos hongos que no los destruyen sino que, y aquí reside el verdadero horror, los transforman poco a poco.
Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, se presentó como voluntario y tuvo que vencer varios diagnósticos médicos adversos para ser admitido como combatiente. Finalmente, logró ser enviado al frente francés en 1917. Estando en un puesto de observación con el grado de Teniente Segundo, fue alcanzado por una granada de obús. Era el 17 de abril de 1918. Su cuerpo fue literalmente hecho pedazos y sus restos nunca fueron encontrados. Tenía entonces cuarenta y dos años.

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